Es de vital importancia como nos
sentimos a la hora de hacer una lectura de cartas. Energéticamente debemos de
estar equilibrados y por supuesto a nivel anímico centrado y más bien relajado.
¿Por qué tenemos que estar así?, pues porque influye mucho como nos sentimos
nosotros a la hora de interpretar la información que recibimos de las cartas. No hay que
olvidar que nosotros le ponemos palabras a lo que nos llega y esta información
podemos tornarla positiva o negativa según este nuestro estado de ánimo. Por
eso hay que ser ante todo consciente y responsable de nuestro interior, y si nos
sentimos pesimistas, nerviosos, disgustados, miedosos, e incluso eufóricos;
debemos de dejar la lectura para otro momento.
Muchas veces nos encontramos en
la situación de que tenemos que hacerlo obligatoriamente, por lo que en caso de
sentir que no estamos en condiciones optimas para una lectura, podemos hacer antes
unos minutos de meditación, darnos un baño relajante y estar unos minutos
centrados con nosotros mismos, siendo absolutamente conscientes del trabajo que
vamos a realizar. Este es un trabajo en el que hay que estar siempre “despierto”
y abierto a recibir, por lo que el ser autómata no nos sirve, al contrario, nos
bloquea.
Yo os aconsejo que procuréis hacer
siempre lo mismo antes de empezar a trabajar en una lectura de Tarot, pues esa pequeña
“rutina”, será una antesala a vuestra concentración, ya que esas cosas que
haremos siempre en el mismo orden, por ejemplo: lavarnos las manos, encender
una vela y una varilla de incienso, el inconsciente las terminara asociando con
el Tarot y al final este paso intermedio os servirá para llegar de forma rápida
a la concentración.
El preparar la sala donde estéis,
es muy importante para sacarle el mayor partido a nuestras cartas, lo mismo que
mantenerlas limpias de energías y resguardadas del polvo.
Natividad
Navarro
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