HISTORIA DEL ORACULO DE BELLINE
Este Oráculo fue creado por el mago Edmond, que fue muy famoso en Europa por sus predicciones en el siglo XIX.
No
es de las barajas más conocidas, ya que la más popular a nivel de
adivinación es la baraja del tarot en sus diferentes formatos; pero si es cierto que por su simplicidad es una baraja muy
útil para desarrollar la videncia de quien la consulta y también puede
resultar muy útil como complemento del Tarot en la consulta.
Esta baraja debe su nombre al conocido vidente francés Marcel Belline,
que la recopilo y aporto cosas nuevas utilizándola en sus consultas en
Paris, entre los años 1950 hasta los años 1980. Las predicciones de este
vidente se hicieron muy famosas en Francia sobre todo en el mundo del
deporte y la política.
El Oráculo llego a las manos de Belline de una forma muy curiosa…, un día Belline recibió un regalo de uno de sus clientes; este regalo estaba compuesto por un manuscrito antiguo de más de un siglo de antigüedad , junto con dos barajas de cartas, este obsequio había pertenecido a la familia de su cliente desde hacía muchos años.
Belline examino los documentos, y vio con todo su asombro que se trataba de un manuscrito del célebre mago Edmond,
el famoso vidente del siglo XIX y le acompañaban una baraja muy antigua
de la que desconocía su procedencia hasta que dio cuenta que la
explicación y la información de la baraja estaba en el manuscrito que la
acompañaba.
Hubo una curiosidad digna de mención y es que el famoso Edmond pasaba consulta en Paris en el numero 30 de la calle Fontaine mientras
que Belline lo hacía en el numero 45 de la misma calle muchos años
después. Casualidad o no, lo cierto es que las sincronías existen y
Belline no dejo pasar esta oportunidad para experimentar con la baraja,
pues pensó que nada llega a nuestras manos por casualidad.
Junto
al manuscrito, había dos barajas, una de ellas era una hermosa versión
del Tarot de Marsella y la otra era una baraja perteneciente a un Oráculo. Estas barajas habían pasado por manos de personalidades de Francia, primero pertenecieron a Napoleón III y después a Víctor Hugo, para más tarde pasar a la familia aristocrática de su generoso cliente.
Tiempo después en 1961, después
de un proceso de adaptación y aprendizaje con la fascinante baraja,
Belline manda editar el mazo de cartas bajo el nombre de El Oráculo de
Belline.
COMPOSICION DEL ORACULO
Está baraja está compuesta por 53 cartas, 52 de ellas numeradas y una sin número, la denominada carta azul.
Los dibujos son simples y poco elaborados, incluso diría que hechos de forma poco técnica. Ya que su
función no es la de agradar por ellos ni por sus detalles, sino por el
hecho de que estos son una clara sinopsis de su significado concreto,
Puede asombrar su simplicidad y el significado de cada carta se lee únicamente del derecho, representan
situaciones muy concretas de la vida de cualquiera, claramente
representadas por unos dibujos simples. Únicamente el dibujo de los
planetas que aparece en la parte superior de la carta puede darnos una
información extra a la que te aporta la carta por su dibujo concreto.
Quizá
por ello resulta más fácil dejar fluir la intuición de cada uno y
aportar algo de nuestra propia percepción, sin dejarnos influir
demasiado por el razonamiento, ya que para que la intuición aflore hay que dejarse fluir, la duda y la inseguridad bloquea cualquier tipo de percepción que pueda llegarnos.
Existen 2 claras vertientes de cartas en esta baraja.-
La primera vertiente está compuesta por 7 grupos de 7 cartas (49 cartas), cada grupo pertenece a un planeta diferente:
Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
La segunda está compuesta por cuatro cartas:
Estas 4 cartas no tienen referencia de planetas y son diferentes, por eso su importancia es muy relevante, pues 2 de ellas suelen hablarnos de los consultantes (Ya que representan a un rostro de un hombre y la otra a un rostro de una mujer) o pueden señalarnos puntos clave de la tirada que estemos haciendo:
Las otras dos restantes son:
La llave que nos referencia al destino del consultante y a su capacidad de libre albedrio.
La carta azul, es
más una carta de protección, de suerte, de cielo abierto referente al
motivo que se consulta y es la única que no tiene numero.
La
simbología de las cartas es muy básica, más que nada para que la
intuición aflore de una manera espontanea no dejando hueco al
razonamiento de una información adquirida que muchas veces entorpece la
interpretación.
Fuente: Natividad Navarro
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