¿ES NECESARIO UN RITUAL
A LA HORA DE HACER BIEN UNA TIRADA DE CARTAS?
El ritual, aunque no sea indispensable, puede convertirse en
algo realmente precioso para activar la facultad extra perceptiva del
tarotista.
Ceñirse a un ritual esotérico significa en la práctica
escoger, sobre una trama de asociaciones simbólicas, entre todos los elementos
del cosmos, los instrumentos, el lugar y los tiempos más adecuados para el
objetivo prefijado. Por otra parte, el ritual construido a propósito para
favorecer la lectura de las cartas prevé, siempre según el sistema de las
asociaciones, la atracción de las energías lunares favorables para la
adivinación.
Existen reglas precisas que establecen cuándo, dónde y cómo
consultar, pero que, aun concurriendo junto con las dotes naturales del adivino
de forma considerable, no obstaculizan el buen éxito de la lectura cuando no se
siguen al pie de la letra.
Cuándo: la noche que ve la Luna es
naturalmente soberana, sobre todo durante el plenilunio, en su máximo
esplendor. La tradición aconseja en particular, sobre todo para las consultas
de un cierto relieve, los plenilunios de diciembre y enero, abril y mayo,
agosto y septiembre, que hospedan la Luna en los signos zodiacales de agua, su
elemento natural.
Además, también son favorables como para la consagración de
la baraja los meses veraniegos en general, pero en particular mayo, junio y julio,
y las noches del equinoccio del solsticio. El día de elección sigue siendo
naturalmente el lunes, consagrado por los antiguos a la Luna, pero también el
miércoles, jueves y viernes son aceptables. Especialmente para consultas
referentes a negocios y amor.
Son siempre menos favorables los días martes y sábado, aunque yo no llevo
mucha cuenta de ello.
Tampoco es favorable el día, sobre todo el medio día, ya que
la oscuridad es más propicia para el recogimiento y la concentración.
Donde: confusión, rumor y luces violentas
representan siempre un elemento de
trastorno.
Sin embargo, el enemigo número uno de la videncia continúa
siendo de todos modos el humo, que obstruye los centros sutiles y nubla las
facultades extra perceptivas.
Para esto será necesario dar preferencia a la calma, a la
penumbra y a un ambiente silencioso y recogido, aunque sea al aire libre. Un buen
punto de apoyo lo ofrece también la música y un bastoncillo de incienso que
estimula el sentido sutil. Es mucho mejor sintonizarse con las frecuencias
lunares mediante colores claros como el blanco, el gris perla, el verde muy
claro, tanto en la decoración como en nuestra vestimenta, y quizá también
<<Lunarizando>> el ambiente con materiales relacionados
simbólicamente como el alcanfor, la malva, las conchas y la plata.
Para las consultas más
comprometedoras, conviene colocar los símbolos de los cuatro elementos cósmicos
(agua, sal, incienso y una vela encendida) sobre los cuatro lados de la mesa.
La mesa tendrá que estar orientada siempre al norte. El consultante
deberá sentarse de frente para mirar a los ojos o poder cogerle las manos por
si es necesario conseguir un mejor intercambio vibracional y una corriente de
simpatía recíproca.
Cómo: la lectura de las cartas tiene que
ser taxativamente reservada a los momentos de bienestar psicofísico. Así pues,
si no se ha conseguido entrar en un estado de relajación y serenidad, no se
podrá hacer ninguna consulta. Hay que escoger preferentemente ropa cómoda, de
color claro, rechazando a priori las telas sintéticas que bloquean el flujo energético.
Por la misma razón también el calzado debe tener una suela natural, a ser
posible de cuero, cuerda o corcho.
Todas estas sugerencias son orientativas pero no hay duda que
está más que comprobada su efectividad, aunque el seguirlas no es algo imprescindible,
si es cierto que todas estas recomendaciones nos ayudarán a tener una consulta
de cartas mucho más efectiva, ya que todos los rituales nos sirven de ante sala
a una mejor concentración y relajación.
El Templo del Tarot
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