La frecuencia con que
debemos consultar las cartas del Tarot
Quien demasiado consulta, nada prevé. La tradición no
transige sobre esta regla, el abuso de las tiradas de Tarot, acaba confundiendo
más que tranquilizando.
En efecto, los arcanos excesivamente solicitados parecen
vaciarse de su contenido simbólico, enloquecen y se vuelven contra el
consultante incrédulo o demasiado insistente.
Quien espera hallar con una pregunta varias veces repetida un
oráculo por fin satisfactorio comete un grave error: no puede cambiarse el
curso del destino abrumando la baraja con preguntas insistentes y ansiosas.
El error y la falta de claridad atribuidos con tanta ligereza
a las cartas deben buscarse, en cualquier caso, en la sensibilidad del
tarotista aún no suficientemente desarrollada o en la incapacidad de comprender
y combinar de forma correcta los mensajes simbólicos de los arcanos.
Un oráculo suele tener la duración de un año, más o menos,
dependiendo de la persona y también de si es alguien rápido en tomar decisiones
y sin miedos a comenzar cosas nuevas, eso también influye, ya que una persona
muy conservadora y miedosa o muy prudente en sus decisiones, lógicamente suele
tener menos cambios en su vida. No obstante, en los momentos más fluctuantes de
la existencia, teniendo en cuenta la mutabilidad de la situación, se pueden
hacer algunas excepciones.
Tambien se tolera cierta permisividad para las preguntas más
simples y cotidianas, compuestas por una única petición en la lectura. Aun así
debemos de ser conscientes que el Tarot es un lenguaje sagrado y como tal
debemos de respetar la información recibida, usarlo en demasía puede causar adicción
y muchas inseguridades, por lo tanto seamos coherentes en su uso, actuando con
él de forma inteligente.
El Templo del Tarot
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