martes, 17 de diciembre de 2013

LOS DETALLES DE LA CARTA, LOS COLORES, EL DIBUJO.









Los detalles de la carta

Hay autores que se detienen demasiado en la descripción de los detalles y los aspectos simbólicos. De esta manera, descubrimos cartas tan complejas y cargadas de significado que confunden completamente la interpretación. Aquellos creen que, cuando más detalles haya, más cosas se aprenderán, como si hubiera que embellecer las letras del alfabeto para poder leer el texto con mayor claridad. Una lámina (una carta) es un simple signo que sólo hay que leer, no describir, como, por otra parte, habría que hacer con un jeroglífico egipcio.

Además, como los símbolos dibujados son universales, todo el mundo puede entenderlos, lógicamente según la cultura de cada uno y, precisamente por esto, no son iguales para todos. Pero, al mismo tiempo, al ser una experiencia individual, cada “echada” de cartas indica un suceso personal que es independiente de la cultura y del tiempo.

El Tarot tradicional es sencillo, claro, casi descarnado. No dispersa la atención, más bien la refuerza; invita a la concentración y no a la anulación (es decir, a la pérdida de conciencia). Por tanto, es importante conocer el sentido de las figuras, pero el verdadero arte de la adivinación está en saberlas ligar a la experiencia personal propia para extraer de ellas las referencias precisas.



Los colores
Hay otros autores que siguen atribuyendo una excesiva importancia a los colores en la interpretación de las cartas. En principio, no vamos a negarlo. Pero considerando que es imposible remontarse a los colores originales de cualquier carta, nos parece un tanto arbitraria cualquier reconstrucción cromática. 

El principio, seguramente las diversas combinaciones de colores tenían un sentido concreto: la vista se impresionaba exactamente por las diversas gradaciones y tonalidades, suscitando los efectos que se querían. 

Por hoy día, cuando se ha perdido casi por completo el uso correcto de los colores, no se puede considerar esencial lo que refleja, simplemente, los prejuicios del autor. Además, las dificultades tipográficas para reproducir exactamente las diversas tonalidades hacen inútiles las disquisiciones sobre algo que resultaría poco evidente.

Los colores empleados para la baraja o mazo del Tarot citado en este volumen son, simplemente, una hipótesis del trabajo. en lo posible, se han tratado de reproducir los posibles colores que habría debido tener cada figura, basándonos en el método que hemos adoptado (en este caso, el color tiene la misión de excitar el nervio óptico y preparar la mente para la visualización).



El dibujo
En cambio, hay algunos que han convertido las cartas del Tarot en tebeos de viñetas o en espléndidos dibujos de fantasía, bonitos y agradables a la vista, pero casi inútiles para usarlos. Las cartas del Tarot antiguas solían ser bastante toscas en sus rasgos, pero no por ello eran menos eficaces. 

El Tarot no está hecho sólo para distraer la mente o alegrar la vista (aunque nadie se lo impide): sobre todo, debe impulsar a la mente a buscar continuamente conexiones o relaciones. Es casi un regreso a los eruditos medievales.

Al buscar analogías, los signos tienen que convertirse en estímulos de una búsqueda interior que es la única que puede servir de base para un cambio verdadero, el retrato de nuestra vida.

Fuente: Tarot – Diego Meldi


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