sábado, 11 de enero de 2014

EL TAROT Y LA CABALA







EL TAROT Y LA CABALA
La palabra cábala significa tradición y representa la enseñanza mediante el ancestral sistema de “boca a oídos” de un conocimiento profundo sobre el hombre, el Universo y la causa, origen y destino de ambos.

Este conocimiento fue preservado por el pueblo hebreo, quien lo mantuvo vivo a través del admirable diseño de los caracteres de su alfabeto y especialmente del jeroglífico del Árbol de la Vida, que lo transmitió, de generación en generación, a aquellos que estaban preparados para la sabiduría  secreta.

La cábala se divide en dos ramas igualmente importantes, que aunque conectadas entre sí, pueden ser trabajadas en forma independiente, estas son: la cábala literal y la cábala  mística.

La cábala literal estudia las letras hebreas, sus asociaciones, sus valores y correspondencias numéricas, las palabras formadas y aquellas que por sumar el mismo valor matemático, se encuentran en afinidad y cuyos significados se complementan y aclaran entre sí. Esta modalidad podríamos llamarla “de la cabeza” pues a través de la perspicacia, observación, reflexión y calculo, la mente puede llegar a percibir aquello que se encuentra mas allá de las palabras y de las letras que las forman, llegando a descubrir el poder del espíritu que se esconde tras el verbo.

La cábala mística, a la que podríamos llamar “del corazón” está basada íntegramente en el Árbol de la Vida, y en la que los nombres divinos, los de las entidades arcangélicas, las diferentes emanaciones o estados del universo, son motivo de meditación (que no de reflexión) sobre las que se vuelca el cabalista, sintiendo desde su corazón las diferentes manifestaciones de los variados aspectos de Dios, hasta alcanzar en el elevado mundo de Kether ( o corona del Universo ) la unión real y consciente con él.

En el Tarot de Marsella cabalístico y astrológico, figuran la totalidad de las conexiones que existen entre la cábala literal, la mística, la astrología y el Tarot de Marsella, que forman el entramado de la sabiduría Arcana, destinada a ser estudiada y practicada por la raza de occidente.


El Árbol de la Vida
El Árbol de la Vida es un diagrama compuesto por una serie de círculos, diez concretamente, unidos entre sí por líneas rectas llamadas canales o senderos.
Cada círculo recibe en hebreo el nombre de sephirah (número o emanación) en singular, o sephiroth, en plural.

Cada uno de los círculos está numerado del 1 al 10 en la forma mostrada y se relacionan, entre otras cosas, con las cualidades atribuidas por la astrología, a los distintos planetas del sistema solar.

Como podemos observar, el Árbol muestra tres grandes líneas verticales llamadas pilares. La primera compuesta por los círculos cuyos números son el 1, 6, 9 y 10, se denomina pilar central o pilar del equilibrio y simboliza la manifestación del universo que se hace posible debido al equilibrio entre anabolismo y catabolismo, construcción y destrucción. 

El pilar compuesto por los círculos 2, 4, y 7 se denomina  pilar de la misericordia o de la gracia y representa aquella serie de energías que tienden a la construcción, a la benevolencia y al desarrollo de las cosas.

El tercer pilar, compuesto por los números 3, 5 y 8 es conocido como el pilar de la severidad y muestra el aspecto menos grato, pero también necesario en el orden universal, que es el de la inevitable destrucción de lo viejo y caduco, para preparar el terreno de las cosas nuevas.

Si observamos el árbol desde otra perspectiva, podemos contemplar que sus líneas o círculos forman una serie de triángulos. Estos triángulos representan diferentes estados de la conciencia y de la evolución y sus nombres son: triángulo de la divinidad, triángulo de la individualidad o de la ética y triángulo de la personalidad.

El triángulo de la divinidad está compuesto por los círculos uno, dos y tres y corresponde a la idea de Dios, como fuerza omnipotente, omnisciente y creadora de la totalidad del universo.

El triángulo de la individualidad o ética, está compuesto por los círculos cuatro, cinco y seis, cuyo vértice está hacia abajo y representa el estado de conciencia de aquellos seres que han trascendido su propia personalidad y su propio yo y se sienten como servidores y canales de las fuerzas que a través de ellos el Todo decida manifestar. En este estado no hay nada personal que conseguir o demostrar, sino que se vive el universo como una absoluta unidad, en la que sin embargo cada parte tiene su propio papel y su propia misión.

El tercer triangulo llamado el de la personalidad, está compuesto por los números 7, 8 y 9, quedando descolgado y más abajo el número 10. Se le atribuye el estado de conciencia en el que se considera que se posee un yo, una mente, un sensorium emocional, una vida personal y un cuerpo físico y desde este estado se contempla, se valora y se vive el universo. Este es el estado general de la raza humana.

El Árbol de la Vida es un método de estudio tan sabiamente elaborado que todo puede ser comprendido y explicado a través de un diagrama. Su simple observación va despertando desde el interior, el conocimiento de lo que representa y es. Posee la maravillosa cualidad de revelarse a sí mismo. Por ello todo el tiempo dedicado a mirar, reflexionar o  meditar sobre el árbol, será un tiempo bien invertido, pues repercutirá en nuestra propia evolución y en un acercamiento hacia la comprensión de la verdad que simboliza.

Los 4 Árboles
La cábala afirma que existen cuatro diferentes árboles, cuatro formas distintas de estudiarlo y cuatro fases de creciente densidad en su manifestación.
El Árbol más abstracto de todos es el Arquetípico, que representa un esquema totalmente espiritual de todo cuanto existe. Corresponde a un plano que en cábala recibe el nombre de Atziluth. En el Tarot Cabalístico este plano está representado por los reyes.

Otro Árbol y, por lo tanto otro plano de manifestación, es el creativo llamado Briah y consiste en la consideración del universo como la expresión de una inagotable y creadora fuerza mental. En el Tarot Cabalístico este papel le corresponde a las reinas.

El tercer aspecto de la manifestación llamado plano formativo o Yetzirath explica que todo el universo no es sino energía en diferentes estados y ciclos de expresión. Su relación es con los caballos del Tarot.

Por último la relación del Árbol con las Sotas o Pajes se denomina Assiah o mundo de la acción y presenta el Universo como actos y hechos producidos en la materia, en el espacio y en el tiempo.

El trabajo de la cábala práctica suele realizarse con los colores de los sephiroth correspondiente al plano de Briah (las reinas) y con los colores de los senderos del plano de Atziluth (o reyes), esto es debido a que los sephiroth son considerados macro cósmicos  y objetivos; y los senderos, micro cósmicos y subjetivos.

J.A. Portela – Tarot y Cábala
La puerta violeta: https://tarot-nnavarro.com/


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